Desde las diez
de la mañana el Kraal del Grupo Scout Tamarán-Loyola se encontraba organizando
la gymkhana de las fiestas del colegio. Algunos Lobatos, Scouts y pioneros
estaban también pero como participantes. No hay duda de que en esta actividad
se puede degustar la gastronomía de nuestro grupo, como el bocata de
alubias a la mostaza con tabasco o la refrescante bebida con ingredientes
secretos.
Alrededor
de la una del mediodía, entre todos los que estábamos comenzamos a cargar
nuestras mochilas al hombro y llevamos el resto del material a la plazoleta de
Santa Isabel donde el resto de Castores, Lobatos, Scouts y Pioneros nos estaban
esperando para comenzar la acampada.
Nos
despedimos de los familiares y llenos de energía, la guagua arrancó rumbo a la Presa
de las Niñas.
El viaje fue
largo, pero con nuestras canciones y ganas de pasarlo bien el trayecto se hizo
corto, para unos más que otros.
Nada más
llegar descargamos todo y lo llevamos al sitio que nos pareció más idóneo para
pasar la noche.
Lo primero
que hicimos fue tomar el almuerzo, ya que no es nada agradable montar las
casetas con el estómago vacío. En menos de una hora ya estaba todo montado y
cada rama empezó a hacer sus actividades, aunque en algún momento del día nadie
dudó en visitar el famoso “Árbol de Casandra”, son muchas las historias que se
cuentan sobre esa niña, pero hace falta algo más que unas historietas para
atemorizar a un Scout.
Ya
entrada la noche Keeo y Juanma tenían lista la cena; una sopa bien calentita y
deliciosa y unas empanadillas de atún. Después de cenar Arco Iris y Carlos
organizaron una velada muy entretenida en la que todos participamos. Una vez
finalizada, todos nos dispusimos a entrar en nuestras casetas y esperar al día
siguiente. Malak y yo, Baloo, decidimos pasar la noche a la luz de la luna,
pero siempre he sido un oso friolero y a mitad de la noche decidí meterme en la
caseta con Bagueera, Akela y Arco Iris.
Hacía una
mañana estupenda para hacer gimnasia antes de desayunar, así que por ramas
hicimos unos ejercicios matinales para empezar el día con ganas. El desayuno
fue muy variado, leche, cereales, sobaditos...Esta vez Keeo y Juanma contaban
con el cocinero de la seisena amarilla, Pablo.
Nos dispusimos
a recoger el campamento, probablemente una de las tareas más aburridas de una
acampada, pero todos juntos hicimos que se convirtiera en algo rápido y un
tanto ameno.
De
nuevo empezamos a hacer actividades por rama; los Lobatos y los Viejos Lobos, por
ejemplo, hicimos un taller de broches con goma-eva y los Scouts hicieron una
trampa para animales, algo que como oso me dio un poco de miedo, pero me
sorprendió la eficacia de esta.
Almorzamos
la última comida de la acampada, la cual fue acompañada con carne que nuestros
vecinos nos quisieron ofrecer.
Finalmente,
como Scouts que somos, limpiamos todo a fondo y dejamos el sitio más limpio de
lo que nos lo encontramos. Esperamos a la guagua y nos dirigimos rumbo a Las
Palmas.
Este
trayecto no se pareció en nada al de ida, ya que estábamos todos cansados y
muchos de nosotros nos dormimos durante el trayecto.
Al llegar,
nos despedimos y nos fuimos a nuestras casas orgullosos de formar parte de un Grupo
que está a favor de un mundo mejor, que promueve el escultismo y que lucha por
mantener la naturaleza.
¡Siempre
listos, somos Scouts!
Baloo